PREMIA A SUS ALBAÑILES CON VIAJES Y DESAFÍOS POR EL MUNDO

Todos los fin de año el dueño de una constructora neuquina lleva a sus empleados a diferentes partes del país o del mundo totalmente gratis. Durante el año los prepara física y mentalmente para cada desafío.

NACIONALES 11/04/2023 Editorial Editorial

agus9

Hugo Acito dice que no lo piensa demasiado. Cada vez que invierte miles de dólares para generar una experiencia única que pueda ser aprovechada por los empleados de su constructora, no saca cálculos del beneficio real que tendrá esa inversión en cada edificio que ellos construyen. Pero sí tiene la luz del faro allá adelante: la ilusión de que los hijos y nietos de los obreros recuerden esas hazañas y se inspiren a superarse y ser mejores.

La empresa neuquina San Agustín ya tiene 25 años y, desde el principio, Hugo se propuso generar un buen clima de camaradería entre los albañiles y el resto de los profesionales que intervienen en cada construcción. Como en muchas otras compañías, adoptaron el ritual de celebrar el final de la obra con un asado. Sin embargo, pronto quisieron apostar a más.

Atento a la gran resistencia física de sus empleados, el dueño de la firma propuso realizar actividades deportivas los fines de semana, que funcionaban como un cable a tierra y como una forma de estrechar lazos entre colegas. Así, varios albañiles conformaron distintos equipos de fútbol y se organizaban juegos de paintball durante las tardes libres.

acito2

"Se nos ocurrió hacer algo raro, una actividad extrema", contó Acito. Su primera idea fue hacer cumbre en el volcán Lanín, con la intención de que sus empleados pudieran pararse sobre los hombros de la provincia de Neuquén. "Eso fue hace 6 o 7 años, lo elegimos porque nos pareció que era un ícono para los neuquinos", dijo sobre uno de los desafíos de aventura más emblemáticos para los senderistas de la región. Cuando llegaron a San Martín de los Andes, ya listos para su hazaña, los guías de montaña los miraron raro. Los obreros de San Agustín no se parecían a otros fanáticos de los deportes extremos. "Nos dijeron que no estaban preparados porque algunos tenían un poco de pancita", relató Acito en diálogo con LMPlay. Él se plantó: les aclaró que sus empleados enfrentaban jornadas laborales intensas en las que pasaban 9 o 10 horas de pie levantando peso y que estaban listos para desafiar al volcán. "Se sorprendió porque lo logramos, en el primer intento hicimos cumbre y desde ahí en más nos pusimos otros desafíos", relató el empresario, que encontró en ese primer desafío la semilla que brotaría en decenas de aventuras para los obreros de San Agustín. Pronto, ellos y sus familias se comprometieron con actividades que los sacaban de la rutina y que les daban un propósito más allá de los días de ese desafío.

Cada meta deportiva implica no sólo un viaje fuera de Neuquén sino meses de preparación física. Con un objetivo adelante, los trabajadores se reúnen para entrenar en rutinas que a veces involucran a otros profesionales vinculados a la obra, como arquitectos o ingenieros, e incluso miembros de su familia.

acito4

"Ellos en la casa hablan de sus compañeros, el Colo, el Petiso, y nos gusta que la familia le ponga una cara a cada uno", señaló Acito, y agregó que también organizaron actividades, como una regata por el río Limay, que permitió que sus parejas e hijos también sean partícipes.

Cada meta cumplida alimentaba el espíritu soñador de Hugo, que se proponía desafíos cada vez más grandes. Compró bicis para todos y organizaron una travesía de más de 400 kilómetros para unir Zapala con Villa La Angostura. Y quiso ir todavía más lejos, con una excursión a Machu Pichu como el siguiente paso.

Con la actividad ya planeada, una fuerte sacudida del mercado cambiario terminó por aguar sus planes. El peso se devaluó un 100% y la empresa tuvo que suspender el viaje, a la espera de una economía más estable que permitiera viajar fuera del país. No tuvieron que esperar demasiado: al año siguiente, el sueño de Perú se concretó pero transformado en un destino todavía más lejano. Viajaron a Francia.

Antes de la pandemia, los albañiles viajaron a Europa para hacer parte del Camino de Santiago, entre Francia y España, en bicicleta. Hugo iba a ser parte de la comitiva, pero uno de los trabajadores se decidió a viajar a última hora, por lo que el empresario prefirió ceder su lugar, a sabiendas de que él podía vivir la experiencia por su cuenta. "Cuando los veía en fotos pedaleando con nieve, pensé que quizás me salvé por no ir", bromeó.

acito5

Por los ritmos de la construcción, los viajes de la empresa siempre se realizan a fin de año. Así, los albañiles tuvieron que enfrentar temperaturas extremas cuando llegaron a Francia en noviembre. Sin embargo, para muchos ese fue su primer viaje en avión y, para todo el grupo, el viaje fue su primera visita a Europa.

"Era un desafío muy lejano y muy loco, les llevé el globo terráqueo y les mostré el desafío, hicimos trabajos explicativos en reuniones para que ellos sepan lo que iba a ocurrir", relató el titular de la empresa, que busca que cada experiencia se transforme en un aprendizaje más allá del desafío deportivo.

¿Por qué lo hace? Acito no se detiene a hacerse esa pregunta. Considera que la camaradería en las obras es fundamental para que los trabajen se terminen en tiempo y forma, aunque nunca se preguntó si había que soñar tanto y cumplir cada uno de esos sueños locos. Sí sabe que su empuje impacta en la vida de sus empleados e incluso trasciende varias generaciones.

"Seguramente dentro de 10, 20 o 30 años sabrá que su padre o su abuelo hizo esa actividad y a lo mejor sirve para algo", se ilusionó. Y agregó que muchos familiares de otras provincias no creen que existan jefes así en ninguna empresa, y les piden pruebas concretas a los albañiles para comprobar que de verdad cruzaron un océano a instancias de su empleador.

Para Acito, cada obra es también una oportunidad de construir valores y una rutina de trabajo que siembra sueños para el futuro. Por eso, no titubeó cuando contrató a algunos albañiles que habían tenido problemas con la ley, porque consideró que cada ladrillo que colocaban era también una oportunidad de torcer el rumbo y reescribir su historia.

acito1

"Yo prefiero contratar a alguien que tenga buena onda y ganas de trabajar antes que alguien que sea muy bueno desde lo técnico, porque la tarea se puede aprender pero es necesario que vayan a la obra con ganas de trabajar y de hacer lo que están haciendo", dijo y aseguró que evitar a los empleados que llegan amargados.

Aunque muchos ven su accionar como una proeza imposible, Hugo lo ve como algo demasiado simple. "No me pregunto si haría otra cosa con ese dinero, cuando decidimos hacer algo, lo hacemos y punto", afirmó. Separa dinero para invertir, para donaciones y para estas actividades sin calcular la rentabilidad futura en San Agustín.

Y aunque no la calcula, sabe que esas inversiones le darán una renta después. Es una que no se traduce en dinero, aunque sí es valiosa: la de impactar a las familias de sus 40 empleados con ejemplos concretos de hacer ejercicio, de superarse, de fijarse una meta y trabajar de forma sostenida y disciplinada para hacerla realidad.

Adelante, historias que inspiran, es un ciclo de entrevistas realizado por LMNeuquén, LMPlay y Tecpetrol para contagiar las ganas de ayudar, superarse y transformar el mundo con acciones cotidianas. Deportistas, empresarios, educadores y activistas comparten cómo fue su camino para convertirse en referentes de sus comunidades.

MIRÁ TODOS LOS EPISODIOS DE ESTE ESPECIAL EN LA SIGUIENTE PÁGINA



Te puede interesar
Lo más visto