LA GRAN SCIOLI: después de su derrota, Trump y Melania definen los términos de su divorcio

Tras la derrota de Donald Trump se abren los interrogantes sobre la hasta ahora primera dama, cuya relación con su esposo, Donald Trump, es fría y distante. Algunos expertos llegan a hablar de divorcio.

INTERNACIONALES10/11/2020

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Melania Trump nunca pensó en la victoria. Nunca creyó que sería primera dama, que viviría al menos cuatro años en la Casa Blanca. Nunca confió en el triunfo de su marido, Donald Trump, en aquellas elecciones celebradas hace cuatro años, y la noche electoral de 2016 acabó hecha un mar de lágrimas. Aquello se supo hace un par de años. Lo que se ha conocido ahora es que quiere que su marido, tras perder las elecciones, deje de perseguir su quimera de permanecer al mando de EE UU y reconozca su derrota. Probablemente, y como hace cuatro años, pensaba que perdería. Un hundimiento que, según sus allegados, para ella sería liberador. Porque de lo que ya hablan algunos corrillos de Washington es de la intención de Melania de separarse de Donald Trump.

La todavía primera dama del país, de 50 años, es una mujer de la que poco se sabe. Apenas da entrevistas y no es precisamente expresiva. Más allá de algunos actos oficiales y sonrisas forzadas, su relación con el presidente no es tan expresiva como la de los Obama, tan cálida como la de los Bush ni denota el colegueo de la de los Clinton. Entre ellos se muestran fríos, a veces hasta antipáticos. Son muchos y muy sonados los desplantes que se han hecho y que evidencian la mutua tensión: él le pide que sonría y ella se niega; él usa un paraguas pero la deja fuera en pleno chaparrón; él trata de darle la mano y ella se aparta.

Desde la jornada electoral del pasado martes, Melania Trump solo ha aparecido una vez. Fue vestida de negro y junto a su esposo en la noche del 4 de noviembre. Además, solo ha colgado un mensaje en sus redes sociales. En él se lee que “el pueblo americano merece unas elecciones justas”. “Cada voto legal, no ilegal”, afirma la primera dama, “ha de ser contado. Debemos proteger nuestra democracia con total transparencia”. Unas palabras que parecen lejanas a sus intenciones. Según la cadena CNN, que recurre a fuentes familiares, la exmodelo habría aconsejado a su esposo que aceptara la derrota, algo que también habría hecho su hija y asesora Ivanka Trump, así como el marido de esta, Jared Kushner. Sin embargo, sus hijos mayores, Donald Jr. y Eric, querrían que siguiera luchando e incluso acudiera a los tribunales.
Ahora, sin embargo, varias filtraciones dan un paso más allá. Quien fuera su mejor amiga y asesora durante años, Stephanie Wolkoff, y que escribió un crítico libro publicado hace pocas semanas, asegura que la pareja tiene “un matrimonio puramente transaccional” en el diario Daily Mail. No hay que olvidar que en ese volumen la íntima de Melania la calificaba como una persona extremadamente pragmática y con “piel de cocodrilo”. Como ejemplo Wolkoff habla de las acusaciones de acoso que ha tenido el presidente, que la eslovena ha vivido en primera persona, y de la que afirma: “Estaba radiante, sonriendo. Fue como si no hubiera pasado nada”.

Para reafirmar su opinión, Wolkoff detalla que la pareja duerme en habitaciones separadas dentro de la Casa Blanca (como ya había desvelado la reportera de CNN Kate Bennett) o que la eslovena está negociando un acuerdo de separación que asegure que su único hijo en común, Barron, de 14 años, obtenga un porcentaje sustancioso de la fortuna del presidente, calculada por Forbes en unos 2.100 millones de euros, según cálculos de septiembre.
Tras 15 años de matrimonio, Wolkoff, que conoce bien a Melania, no es la única que habla de una pareja rota. Omarosa Manigault Newman, quien fuera estrella de realities televisivos y asesora de Trump durante 11 meses —un tiempo que aprovechó para escribir un jugoso libro—, la mujer afroamericana que mayor alto cargo llegó a ostentar en el Gobierno de Trump, afirma que “Melania está contando los minutos hasta que él abandone el cargo y ella pueda divorciarse”.
“Si Melania llegara a intentar forzar una última humillación y dejarle mientras sigue su mandato, ya encontraría él una forma de castigarla”, afirma ahora la autora del superventas político Unhinged (Volátil), que llegó a estar entre los libros más vendidos de Amazon.

Quien no abre la boca es, obviamente, la propia Melania Trump. Si está al lado de su marido y le apoya, calla por precaución y fidelidad. Pero si realmente está dispuesta a dejarle, prefiere el silencio por su propia seguridad, por el bien de su hijo… y probablemente por contrato. No se sabe cómo será el acuerdo prematrimonial de la pareja, pero sí se conoce que el de Trump con quien fue su segunda esposa, Marla Maples, la madre de su hija Tiffany, incluía una cláusula por la que ella no podía publicar ningún libro ni hablar de forma crítica hacia él en entrevistas o charlas. Algo que se repetiría en este caso.

Por el momento, sus gestos dicen de ella más que sus palabras. Ya en 2016, tardó casi medio año en mudarse de Nueva York a la Casa Blanca, afirmando que su hijo debía terminar allí el año escolar. Conocida es también su falta de conexión con Ivanka Trump, preferida del presidente, a la que llama “princesa” de forma despectiva. Pero también el gran poder que tiene sobre el presidente, sobre el que influye más de lo que algunos quieren ver.

En cualquier caso, Melania no es ninguna víctima, una mujer que necesite ser liberada o rescatada, como gritan esos populares carteles de “Free Melania”. Ella misma afirmó en una de sus escasas entrevistas, hace un par de años, que se sentía “la persona más acosada del mundo” y que sabía de los comentarios que se generaban alrededor de ella, a menudo inventados y, en ocasiones, dolorosos: “Soy muy fuerte y sé cuáles son mis prioridades”. Algo que casa perfectamente con lo que dice Wolkoff en su libro, una descripción que puede tener mucho que ver con sus próximos pasos: “Sabe perfectamente con quien se ha casado. Ella sabía dónde se metía, y él también”.

 
Fuente El País América



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