La historia de cómo Pablo Neruda abandonó a su hija hidrocefálica

La triste historia de la hija de Neruda a la cual él mismo describía como un “ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos”.

CURIOSIDADES, CIENCIA Y TECNOLOGÍA29/10/2023EditorialEditorial

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Hubo una sombra en la vida del escritor más famoso de la poesía sudamericana, que todos los pactos y premios –amistosos y políticos, el Nobel- no alcanzaron a conjurar. Quizá sea el poeta más amado del siglo XX, el más memorizado y popular, al que tantos siguen admirando también por su centralidad en la cultura de la izquierda, enfrenta hoy una forma de desnudez, el largo final de un secreto. Esta es la historia de Malva Marina Trinidad Reyes, muerta en Holanda a los ocho años, la única hija que tuvo Pablo Neruda, con su primera esposa, María Antonia “Maryka” Hagenaar.

Nacida con hidrocefalia en Madrid el 18 de agosto de 1934, su vida estuvo marcada por el desdén de su padre, el venerado poeta chileno.

A pesar de ser un caudillo de la poesía sudamericana, Neruda mostró una falta de compasión hacia Malva que resuena a través de los años.

Se refirió a ella con apodos despectivos como "Punto y coma", "Vampiresa de tres kilos" y "Ser ridículo", despojando a la pequeña Malva de la ternura paternal que merecía.

El poeta más amado: Pablo Neruda, tuvo una hija: Malva Marina Trinidad Reyes, cuya corta vida terminó en Holanda a los ocho años, abandonada por su padre quien la repudiaba por su condición médica.

El 18 de agosto de 1934 Malva nace en Madrid, donde Neruda ejercía como Cónsul General.

Pero para Neruda, la llegada de una hija enferma y, según sus palabras, deformada, no estaba en sus planes.

En junio de 1934, Neruda publica "Residencia en la tierra" y conoce a la argentina Delia del Carril, afiliada al Partido Comunista Francés, conocida como la Hormiguita. El romance florece mientras su esposa Maryka, da a luz a Malva en agosto.

Al mes de su nacimiento, Neruda, en correspondencia con su amiga argentina Sara Tornú, describe a su hija como un “ser perfectamente ridículo, una especie de punto y coma, una vampiresa de tres kilos”. El 8 de noviembre se separa de Maryka y abandona a Malva.

Fugitivo con La Hormiguita a París, comienza el silencio sobre el abandono de Malva, un secreto encubierto por la cofradía literaria latinoamericana y el Partido Comunista chileno, quienes también escondieron numerosos deslices del poeta.

Maryka busca refugio en una iglesia de La Haya, encontrando una guardería para Malva. Allí, la pequeña es cuidada por el matrimonio de Hendrik Julsing y Gerdina Sierks. Neruda ignora las súplicas de Maryka por una ayuda económica de 100 dólares mensuales.

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Maryka, luchando por mantener a Malva, ruega a Neruda por ayuda financiera para poder alimentar a su hija: “Mi último centavo lo gastaré en enviar esta carta”. La hija del laureado poeta fallece a los 8 años el 2 de marzo de 1943 en Gouda.

Neruda, una figura central para el socialismo en Sudamérica, negó el salvoconducto que podría haber rescatado a Maryka y a Malva de las penurias de la Segunda Guerra en Europa.

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En sus memorias, la existencia de Malva es ignorada por completo, y no hay un solo verso dedicado a ella.

Pero el cinismo de Neruda se revela en “Canto a las madres de los milicianos muertos” donde finge un afecto que contrasta con el abandono real que Maryka y Malva sufrieron.

La historia de Malva Marina resuena como un eco sombrío en el legado de Neruda, una mancha en la vida del hombre que escribió versos que tocaban los corazones de muchos, pero que falló en mostrar amor hacia su propia sangre.



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