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Los trabajadores no quieren hacer horas extras ya que el pago adicional de las mismas castiga impositivamente a sus bolsillos.
NACIONALES24/11/2020La presión fiscal de la Argentina produce situaciones insólitas. Por ejemplo, que haya trabajadores de una empresa que no quieran hacer horas extras porque buena parte del plus salarial que reciben, por ese esfuerzo adicional, se lo queda el Estado. Es el caso de Toyota. Hace veinte días, el ministro de Economía visitó la planta de Zárate y quedó impactado por el buen clima de trabajo que existe en ese establecimiento. Tanto es así que, durante la recorrida por la línea de producción de la pickup Hilux, le hizo un comentario al presidente de la automotriz, Daniel Herrero.
- ¡Qué bien! A los empleados de la planta se los ve a todos contentos.
- Menos los sábados que vos le cobrás impuesto a la Ganancias – respondió el directivo.
El diálogo fue revelado por el propio CEO de la compañía durante un encuentro interno virtual. “La respuesta –reconoció Herrero entre risas- me salió de adentro”.
Por la fuerte demanda de su pickup, la automotriz está trabajando los fines de semana y hasta los feriados. De hecho, tiene previsto hacerlo el 7 y 8 de diciembre próximo por el puente del Día de la Virgen. El problema es que no todos los operarios quieren trabajar esos días debido a que el pago adicional por las horas extras los castiga impositivamente y a sus bolsillos llega una mínima parte de la remuneración. El gran beneficiario del esfuerzo ajeno es el Estado.
Ante la imposibilidad de contar con la plantilla completa, la empresa se está viendo obligada a contratar personal nuevo – con sueldos fuera de Ganancias – para realizar determinadas tareas y cubrir con ingenieros y personal jerárquico los puestos clave en la línea de producción.
Ante esa respuesta picante del directivo, el ministro se comprometió a analizar el tema. En los últimos días hubo avances. Con el apoyo del secretario del SMATA, Ricardo Pignanelli, Toyota está negociando una solución al problema que le permita contar con todo el personal disponible para trabajar.
La idea es que si la jornada máxima laboral son 200 horas por mes, se busque algún tipo de exención tributaria a las horas que superen esa cantidad.
Algo así como un pagó fuera del alcance tributario. Herrero volvió a hablar del tema con Guzmán en los últimos días y, también, con su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, para avanzar en una estrategia consensuada. Por el lado gremial, el sindicalista – de excelente relación con el CEO de Toyota – también está haciendo gestiones. Según Herrero, este castigo fiscal no es justo para los trabajadores. “Le estamos sacando posibilidades a mucha gente. Por la edad promedio que tiene el personal de nuestra planta, está en proceso de construcción o de ampliación de una vivienda o de tener la primera casa. La idea es que, el no pagar Impuesto a las Ganancias en esas horas extras, sirva para ayudar a concretar esos proyectos” explicó el directivo.
La situación de Toyota es muy particular. Es la principal productora y exportadora de vehículos del país. La mitad de las unidades que el sector vende en el exterior, el 50% corresponden a la empresa japonesa. La Hilux suele liderar el mercado de ventas internas. La semana pasada acaba de lanzar un restyling de la pickup y tienen una gran demanda, tanto interna como externa. Hay lista de espera de más de 5 meses para comprar ese vehículo. La brecha cambiaria es un aliento al consumo para quienes tienen dólares ahorrados y la producción está llegando a niveles prepandemia pero condicionada por el faltante de piezas por problemas logístico a nivel mundial y trabas a importaciones de insumos. Para cubrir esa demanda, implementó un cronograma de trabaja en fines de semana y feriados. Pero esta realidad se choca con la voracidad fiscal que hace que un trabajador prefiera no hacer horas extras porque su dinero se lo queda el Estado. Es un ejemplo de lo que sucede.
Si la economía se reactiva en otros sectores y las empresas deben recurrir a horas extras, este problema puede generalizarse. Un país que necesita trabajo, que necesita exportar para obtener dólares genuinos, impone reglas de juego de juego que van contra esos objetivos. Es difícil atraer inversiones y crecer en este contexto.
Fuente: Ámbito Financiero
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