LUCHO: EL ÚLTIMO PIAMONTÉS

A una semana de su desaparición, hablamos con Pepe Banchio, quién nos contó detalles de la vida de su padre, Carlos el Lucho Banchio.

LOCALES06/02/2020

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"Hacele una nota al Lucho.... hacele una nota al Lucho, que sabe mucho sobre la historia del pueblo" 
Cada tanto el padre de quien dirige este diario, insistía sobre hacer una entrevista a Carlos Emilio Banchio, mejor conocido como el "Lucho Banchio" quien dejó de lado su vida terrenal para pasar quizás a una mejor el miércoles de la semana pasada.

Ni bien nos enteramos de la mala noticia, fueron esas frases las que se nos vinieron a la cabeza...y si, se fue y no le hicimos la nota! Horas después nos llegaba otra ingrata despedida, la de Pepe Schneider y a él si en cuestión de minutos le hicimos una especie de mini homenaje contando un poco lo que dejó por estos pagos antes de irse. Por eso mismo no podíamos dejar de pasar la oportunidad de redactar uno en la memoria de Lucho, de sus familiares y de sus amigos. 

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Para los que lo conocieron de viejo, Lucho en su adolescencia, tuvo momentos colaborativos con el arte local y regional. Pues haciendo memoria su hijo Pepe, nos contó que en los años 50, junto a otro personaje mítico pilarense reconocido como Franyi Galera, y junto a Bayo Bertone recorrieron pueblos de la zona con una mini obra de arte que en algunos lugares dejó a mas de uno enojado por lo "berreta" de jornada teatral. 

Ya unos años después, Carlos junto a integrantes del salón negro demostraron año tras año en los tradionales corsos de Avenida Belgrano, sus dotes de bailarines y jilgueros, disfrazados y amenizando las calles con su humor y sus carrozas que daban mucho que hablar.

Esta peña de amigos se mantuvo activa durante 50 años ininterrumpidos. Fue fundada por Pacha Kinzel en 1951, quien disponía de su taller de herrería para reunir a los comensales que hoy por hoy, tras el adios de Lucho, quedan solo 2 integrantes vivos: Kiki Kinzel y Antonio Ramassotto. 

Yendo un poco mas en el tiempo, año del centenario en Pilar, Lucho fundó junto a Tati Valentini (fallecida el último día del año 1989 en un accidente) y Hector Baravalle (compañero de trabajo de Lucho en la Cooperativa Guillermo Lehmann) un coro piamontés, con canciones 100% italianas y cantadas muchas veces a capella por estos integrantes y otros que se sumaron luego. Por aquel entonces, era mayoría claramente la población surgida de la bota europea, y tenían buena convocatoria en sus presentaciones ya que con sus voces llevaban por unos instantes a los pueblerinos hacía los recuerdos de sus padres y abuelos inmigrantes.

Desde 1986 en adelante, Lucho se convirtió en comisionista, teniendo por suerte para él y su familia, mucho trabajo en la región durante 15 años ininterrumpidos, viajando todos los miércoles a Rafaela. Tal vez en alguno de estos viajes se conoce con el chaqueño Yaco Gustín, reconocido comunicador que por aquel entonces estaba en LT28. 

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Su hijo Pepe desconoce como surgió la amistad, pero de pronto logró tener un micro en ese programa de Yaco, alrededor de las 14hs, luego de hacer las diligencias correspondientes, Lucho iba hasta la reconocida radio, donde contaba anécdotas piamontesas o entonaba cuentos o canciones tanas, hacía humor, o respondía en línea dudas de la gente de otra localidad muy piamontesa por ese entonces como lo era la perla del Oeste. A tal punto de que  cuando solía recorrer algunos comercios de la ciudad, escuchaban su voz y le preguntaban si era el mismo del programa de Yaco. 

Con respecto a su paso por las instituciones de Pilar, Carlos fue presidente de la primer comisión de la Cooperativa de Agua potable y la responsable en traer este esencial servicio a la comunidad, allá por mayo de 1983, mismo año cuando llegó el teléfono fijo. No fue fácil para Lucho y su familia aquel tiempo, ya que se hizo duro y largo el proceso entre el inicio del cobro del servicio y la instalación del mismo para su uso definitivo. Esto trajo algunos enojos populares, que luego fueron olvidados cuando de las canillas familiares al fin salía agua potable, servicio que hoy en 2020 en algunos pueblos vecinos no existe aún en su totalidad y que casi 40 AÑOS atrás la comisión que lideraba Lucho traía al pueblo.

También fue partícipe de varias comisiones del Centro de Jubilados donde pasó muchas tardes ocupado con gente de su confianza, junto a su esposa Chichi. Luego de enviudar, el ánimo y el ímpetu dejaron por el piso a este tano, que todos dejamos de ver a menudo por las calles como antes, con su paso cansino y sus dos manos tomadas por detrás de la espalda.

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Recuerda Pepe, que la última vez que lo vio feliz, fue hace unas semanas cuando aprovechando su gran dominio del piamontés, fue invitado a un almuerzo en el Club Atlético donde luego de ponerse pituco como a él le gustaba aparecer, compartió un grato momento con personas que escucharon sus últimas andanzas y cuentos italianos por última vez. 

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Este fue un simple homenaje (o recuerdo alegría de alguien que se fue) para Lucho y sus familiares, y para compensar la deuda con aquella frase inicial de: "hacele una nota a Lucho, que tiene mucho que contar!" 



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